Haciendo Historia Haciendo Historia Haciendo Historia Haciendo Historia Haciendo Historia Haciendo Historia

lunes, 12 de julio de 2010

España derrotó al Mourinhismo: España 1 – Holanda 0.


Y bien amigos: lejos han quedado las palabras consagratorias del posteo inaugural. Lejos han quedado la tensión, la espera, la expectativa. Hoy todo ha pasado y mascamos un poco de decepción y bastante de la melancolía de lo que fue y no será. Otro mundial se ha ido y, con él, un pedazo de nuestras vidas.
Yendo un poco a lo que nos toca, debemos aclarar que esta crónica escrita es sólo un aperitivo del plato fuerte: los comentarios en vivo después del partido de la mesa Bloggera en la casa del Comandante Vita que subiremos en breve. Es ahí donde encontrarán el verdadero análisis de la final y del Mundial.
Luego de una sencilla pero bonita ceremonia de despedida que nos entristeció a todos, las dos selecciones europeas salieron al campo de juego con las formaciones aprendidas prácticamente de memoria. En Holanda, los titulares presentaban los números corridos del 1 al 11, demostrando que era éste el equipo que el DT Van Marwijk había planificado para la Copa del Mundo: el gran Stekelenburg al arco, línea de 4 (Van Der Wiel, Heitinga, Mathijsen y Van Bronckhorst, quien jugaría su último partido como profesional), dos volantes de contención (De Jong y Van Bommel, para mí de gran mundial), tres “enganches” (Robben, Sneijder y Kuyt) y un solo punta (el nunca bien ponderado Van Persie).
Del lado español, la numeración era dispar, pero los once los mismos. Casillas al arco; Sergio Ramos, Piqué, Puyol y Capdevilla los del fondo; Busquets y Xavi Alonso en la mitad; Xavi, Iniesta y Pedro -confirmado a último momento- bien sueltos arriba y Villa como referencia de área.
Los primeros minutos del partido mostrarían qué partido quería jugar cada selección y serían un presagio de los 120. Holanda salió a hacer lo que mejor sabe y lo que venimos comentando reiteradas veces en sus últimos posteos: ejercer una presión asfixiante sobre el rival y la pelota en todos los sectores de la cancha. Sin embargo, desde el comienzo del partido confundió presión con juego brusco. Los nórdicos entraron al partido totalmente pasados de revoluciones y cometieron infracciones tan violentas como innecesarias. En ese primer tiempo hubo al menos tres patadas descalificadoras a los españoles, reprimidas tibiamente con advertencias y alguna amarilla por el pusilánime Howard Webb. Quedará para el recuerdo la patada de Karate que De Jong le tiró a Xavi Alonso. Las cinematográficas cámaras de la FIFA (éste fue claramente el Mundial mejor filmado de la historia. Tal vez lo que le faltaba al fútbol para ser el onceavo arte) mostraron al holandés elevando su pierna en forma perpendicular y clavarle los tapones en el estómago al pobre español, que bien pudo haber perdido alguna que otra costilla.
Lo de España era más sencillo y menos belicoso. La apuesta a llegar tocando, soltando laterales y volantes y desbordando a la defensa a través de la movilidad constante de sus atacantes dio rápidamente resultados porque a los 4 y a los 10 la Furia ya había generado situaciones de gol claras. Los desbordes de Ramos obligaban a Kuyt a jugar de 3 bis y Sneijder y Robben se lucían por sus cierres defensivos más que por sus gambetas.
Sin embargo, pasados los primeros minutos España entró un poco en la vorágine que le proponía el rival (fueron amonestados Puyol y Ramos, éste por un patadón) y embarulló su juego. Entrados en la mitad de la primera parte se jugaba el partido que quería Holanda: trabado, violento y disputado. La presión empezaba a funcionar y obligaba a España a dividir el juego, en vez de jugarlo seguro. En esos minutos vimos una verdadera anomalía de este Mundial: Casillas y los defensores españoles tirando pelotazos.
A todo esto, la propuesta en ofensiva de los paisbajistas era pobre. La idea, suponemos, era quitarle la pelota a España en la mitad y salir rápido de contra -algo que no ocurrió en el primer tiempo, pero que acontecería luego- o aprovechar alguna pelota parada. La única y última de esa parte la tuvo Robben, quien disparó desde muy lejos, provocando la estirada de Casillas.
En el comienzo del segundo tiempo se vio a una España decidida a ganar el juego. Holanda siguió con su juego timorato y agresivo, lo que provocó que a los 60 minutos (2/3 de partido) Holanda tuviera 5 jugadores amonestados y a por lo menos dos, Van Bommel y De Jong, jugando gratis gracias a la vista gorda del réferi.
Las ganas no alcanzaban en España y a los 14 Del Bosque movió el banco: Navas por Pedro. En el banco holandés lo único que se movía era el espectro de José Mourinho, amenazando la eficacia de las propuestas de buen fútbol. Dos minutos después el fantasma casi se materializa porque Sneijder le puso un pase Riquelmeano a Robben para dejarlo mano a mano con Casillas. La estrella del Bayer demostró que aún no está a la altura de estas citas y definió al cuerpo del arquero, quien antes se había movido hacia su izquierda, pero logró sacar la Neo Jabulani (la cambiaron para la final) con su botín derecho, logrando despejar el gol y los espíritus chocarreros.
Todos creímos que estaba todo dado para España, pero a los 24 Villa no quiso ser menos que su colega y perdió un gol imposible tras un rebote. Heitinga se lo sacó de forma providencial.
A esa altura, la final estaba emotiva y para cualquiera. Entró el negrito Elia por el exhausto Kuyt, quien ya no podía seguir las corridas de Navas, de muy buen ingreso al partido, jugando bien pegado a la raya derecha y aportando desborde. Elia además podía intentar jugar a las espaldas de Ramos, cosa que terminaría haciendo bien poco. A los 31 se lo devoró justamente Ramos en un córner que lo dejó sólo en el punto penal y a los 37 Robben se deglutió otro gol del campeonato en una jugada en la que se vio muy mal parada a la defensa española. El partido no era técnicamente muy bueno y parecía muy cerrado, pero inesperadamente exhibía numerosas situaciones claras de gol.
En los últimos minutos, los mundialófilos de todo el planeta deseamos que no hubiera goles para que la agonía del Mundial se extendiera al menos treinta minutos más. El Pulpo nos escuchó y fuimos a suplementario.
Para el alargue, Del Bosque volvió a cambiar (Fabregas por Xavi Alonso), demostrando que la mano del técnico también jugó en el torneo. Cesc, quien jugaría treinta minutos excelentes, quedó mano a mano con Stekelenburg a los 4, pero definió mal y el lungo arquero se lució. En la contra, se lo perdió Mathijsen a la salida de un córner. A los 8 lo tuvo Iniesta, pero un gran cruce de Sneijder, quien ya era un central más, se lo impidió y a los 10 un remate de Navas dio en Van Bronckhorst, pegó en el costado de la red y se fue al córner. Ya no había quien no se emocionara con tamaña final.
Para el segundo y último tiempo, Del Bosque imaginó al Niño Torres como héroe de toda España y lo metió por Villa. Para acompañarlo, adelantó a Iniesta que pasó a jugar como un delantero más. Gracias a una pared entre él y Xavi vino la expulsión de Heitinga y fue él quien terminaría vistiéndose de protagonista principal de esta película al convertir tras una gran cesión de Fabregas, que tomó el balón luego de un cierre de Van der Vaart.
Luego de tanto sufrimiento, de tanta angustia, de tantos años de festejo postergado, se hacía justicia. Y no porque Holanda no mereciera salir campeón, sino porque España es el mejor equipo del mundo y lo ha demostrado en la cancha y en el resultado.
A partir de ahora, tendremos cuatro años de debates y de larga espera. Años en los que seguramente surgirán nuevas estrellas y se retirarán viejas. Afortunadamente, tendremos cuatro años del mejor fútbol coronado como campeón.