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sábado, 3 de julio de 2010

Sur, paredón y después, ya nunca me verás como me vieras, ya nunca alumbraré con las estrellas, todo a muerto ya lo sé y amargura del sueño que murió



Cuando el 3 de marzo pasado, y luego del 1 a 0 entre Argentina y Alemania, Maradona se disponía a dar la conferencia de prensa pos partido, el entrenador se enojó por la presencia allí del jugador teutón Thomas Müller. Lo que no imaginaba es que justo cuatro meses después ese futbolista le empezaría a dar el saludo de despedida de la Copa del Mundo de Sudáfrica 2010.


Es que luego de una falta de Otamendi en ¾, Schweinsteiger se hizo cargo del tiro libre, la metió con rosca al primer palo y, justamente, Müller abrió de cabeza el marcador. El partido recién comenzaba y ya se presentaba una situación nueva: había que dar vuelta por primera vez un resultado.


Argentina, que había entrado nerviosa, siguió ese camino. El lateral derecho, Nicolás Otamendi, uno de los más inestables, cometió tres faltas seguidas y a los 10 minutos recibió la amarilla. Alemania, por su parte, manejaba la pelota y acentuaba el nerviosismo de los jugadores argentinos, que por vez primera en el certamen se encontraban sin el dominio de la situación.


A los 23 minutos, Müller cogió la pelota en ¾ por derecha y entró al área, tocó en paralelo a Klose y éste la mandó por arriba del travesaño. Los teutones volvían a poner en aprietos a la frágil y desestructurada defensa argentina.


En las dos jugadas siguientes, se demostró el desconcierto albiceleste. Primero Heinze, llegando a ¾, prefirió el remate en vez de seguir profundizando o buscando alguna cabeza. Luego Messi, en un tiro libre desde la derecha, buscó el arco y encontró el cielo. Todo impotencia.


A continuación, dos jugadas individuales. Di María, ya cambiado de banda, encaró por derecha hacia el centro y remató por bajo suave a la manos de Manuel Neuer, quien recién era convocado en el partido. En tanto, Higuaín, en otra ocasión, recibió en el área, giró para la zurda y también disparó suave. Argentina llegaba a los empujones, pero demostraba que quería progresar.


Alemania no quería quedarse atrás y Podolski, de frente en ¾ se acomodó y fusiló de zurda por bajo y la pelota se fue cerca del poste más lejano. Pero esta jugada, a esta altura ya era aislada, la Selección ya era más y con un poco más de fútbol que de ganas podría empatar. Pero en la última acción del primer tiempo, Messi prefirió la individual y por eso otra pelota algún hincha argentino traerá al país. Se moría la primera parte; el entretiempo serviría para refrescar las ideas y retocar el equipo, en particular en el medio.


Sin embargo, al segundo tiempo salieron los mismos once. De entrada, Argentina salió a apostar al todo o nada, cual jugador de ruleta que juega todas las fichas a un número, en vez de repartir las chances. Di María creció en base a su individualismo, Maxi siguió desconectado y Messi se desdobló en dos funciones incompatibles: armar desde el círculo central y definir las jugadas.


Pero el juego colectivo y la eficacia alemana se impusieron de nuevo. Luego de varios toques en pocos metros, Podolski fue hasta el fondo por izquierda, vio solo a Klose y éste pasó a Pelé en cuanto a goles en Mundiales. Un baldazo de agua fría.


Por eso, Maradona –un poco tarde- mandó a Javier Pastore a la cancha y sacó a un Otamendi que, a esta altura jugaba más gratis que Garce entre los 23. Al tikitikero le dieron veinte minutos para generar fútbol y dar vuelta un resultado duro y en la primera que tuvo, por izquierda, metió un centro por bajo con rosca cerrada, la pelota cruzó todo el área y nadie la tocó. La Selección estaba desconectada.


En la jugada siguiente, un avión pareció aterrizar en plena cancha, Schweinsteiger penetró por izquierda, quien luego de amargar en el área a ¡Pastore e Higuaín!, cedió la pelota atrás y el ¡central! Arne Friedrich marcó el definitivo 3 a 0… o eso parecía. Lo que sí estaba claro es que quince minutos era muy poco tiempo para dar vuelta el marcador cuando la generación de fútbol estaba en el banco y nunca entraría.


A los 30 minutos, entró el Kun Agüero por el intermitente Di María –de flojo Mundial pero con futuro- pero solo para contar en las estadísticas. En cambio, el cuarto gol alemán y segundo de Klose, le sirve al goleador para estar a uno solo de igualar a Ronaldo como máximo artillero del campeonato más importante.


El final del partido serviría para redondear conceptualmente lo que fue el encuentro. Un conjunto individualista con un Messi que, literalmente, hasta en la última jugada buscó hacer el gol de la historia de los Mundiales y nunca se dio cuenta que la cosa pasaba por otro lado. En cambio, un equipo de juego colectivo que marcó bien atrás, abrió rápido el marcador y volvió a marcar cuatro goles, primero a Australia, luego a Inglaterra y ahora a los once dirigidos hasta ahora por el señor Diego Armando Maradona, quien antes del certamen no se cansaba de afirmar: “Yo sé como ganar el Mundial”. Ahora repite: "No sé si sigo".



Puntajes:



Sergio Romero: 4 (cuatro). En los cuatro goles dio la sensación que pudo hacer algo más. Sobre todo en el primero, donde salió mal a cortar.


Nicolás Otamendi: 3 (tres). Se mostró muy nervioso, perdió la marca en el primer gol y estuvo al borde de la roja.


Martín Demichelis: 5 (cinco). De lo mejorcito de la defensa junto a Burdisso, no por mérito propio sino por la flojedad de sus compañeros.


Nicolás Burdisso: 5 (cinco). Al igual que Demichelis, se destacó por comparación.


Gabriel Heinze: 4 (cuatro). No supo marcar nunca a Müller y desparramó energías negativas en sus compañeros. Fin de ciclo para uno.


Maxi Rodríguez: 4 (cuatro). Primero por derecha, luego por izquierda, mal en ambos lados y en todo el partido. No ayudó ni en defensa ni en ataque. Otro que se debe despedir.


Javier Mascherano: 5 (cinco). Muy solo en mitad de cancha, demostró que lo suyo es la marca pero que necesita un organizador al lado.


Ángel Di María: 5 (cinco). Entró muy mal, no marcó. En el segundo tiempo levantó a fuerza de individualidad. Jugó mejor por derecha que por izquierda.


Lionel Messi: 4 (cuatro). Se fue del Mundial sin un gol y esto le jugó en contra porque pareció que pensaba en marcar en vez de ayudar al equipo. Tardó siempre para rematar.


Carlos Tevez: 5 (cinco). Mostró las ganas de siempre, pero esta vez le faltó fútbol.


Gonzalo Higuaín: 5 (cinco). Nunca tuvo una clara. Es difícil para un delantero jugar así cuando la generación de fútbol es en base al empuje.


Javier Pastore: 6 (seis). Entró faltando 20’ y demostró un aire fresco. Pero se vio muy solo en la generación. Hay que armar un equipo en torno a él y a Messi.


Kun Agüero: - (sin puntaje). Jugó solo 15’ cuando el partido ya estaba acabado.


Maradona: 4 (cuatro). Puso de entrada un equipo que ya había dado muestras de puntos débiles por las posiciones medias exteriores. Tardó en hacer los cambios, se reservó el tercero para hacerlo en la Copa América 2011. Dejó sin compinche a Messi en la generación de fútbol.



Destacados:



Figura “te muestro la realidad”: Miroslav Klose: 8 (ocho). La tocó poco pero fue contundente. Fue la referencia de un ataque alemán que supo a qué jugaba.


Antifigura “no te lo puedo creer”: Nicolás Otamendi: 3 (tres). Venía de ser uno de los mejores jugadores argentinos en defensa, pero hoy se mostró nervioso, tuvo doble responsabilidad en el primer gol, por la falta y por perder la marca, y debió ser expulsado.


Árbitro: Ravshan Irmatov: 5 (cinco). No tuvo influencia en el resultado, pero estuvo tarde con varias amarillas. Bien en cobrar offside en la jugada de gol argentino.


Nota de color: Al finalizar el partido, hinchas argentinos empezaron a agredir a alemanes. Como siempre, una vergüenza.

¡A LA HISTORIA LA CONVOCAN LOS VALIENTES!


Uruguay 1 (5) – Ghana 1 (3)

En la ciudad del oro de Johannesburgo (1753 msnm), se encuentra el estadio Soccer City. Su diseño esta inspirado en el instrumento nacional sudafricano con forma de calabaza que se obtiene de la rama Calabash, y albergó grandes acontecimientos de la historia sudafricana. Por ejemplo allí emitió su primer discurso Nelson Mandela. La cuestión es que aquí se iban a ver las caras en Cuartos de Final de la Copa del Mundo, Uruguay y Ghana. Las tribunas estaban al 95% de su capacidad. Cuatro mil fanáticos uruguayos, y todo el resto del estadio –más de setenta mil personas- alentaban por Ghana. A los sudafricanos parece que les pegó el tema de la señora de Antonito, y se dieron cuenta que ‘esto es África’, y había que apoyar.
En la previa al desarrollo de la disputa hay varias cosas por comentar. Nunca se habían enfrentado entre sí. En la tabla histórica de los mundiales Uruguay se encontraba noveno atrás de Holanda, con 65 puntos en 44 partidos jugados. Ghana por su parte, de obtener un triunfo saltaría al puesto 32º con solo dos participaciones mundialistas. Uruguay buscaba llegar a una semifinal después de cuarenta años en donde finalizó cuarto. Ghana ser el primer africano en llegar a semifinal. Recordemos aquella selección camerunesa del ’90 de Roger Milla –máximo anotador africano en mundiales con cinco, y que Gyan con marcar hoy igualaría- que perdió injustamente con Inglaterra por culpa de un lateral mal hecho, a partir del cual el futbol africano quedo con el tonto sello de inocente. O a la sorprendente Senegal que perdió en cuartos con gol de oro frente a la Turquía tercera del 2002.

Luis Suarez era el jugador a seguir, por ser el que considero el mejor jugador hasta antes del inicio del partido en lo que va del mundial. Sin duda. Tan es así que fue elegido figura por los comentaristas Martín, Sebastian y Agustín en tres partidos de los cuatro que les toco analizar. También debía seguir a Annan que el periodista Martín R. destacó como la figura del PT frente a EE.UU. No coincidía en la apreciación del joven cronista japonés Agustín de lo que fue el desempeño de Ghana frente a Alemania, al que considero de muy malo. De hecho a raíz de eso opine que me parecía que Ghana a mi entender, era favorito para este partido.

En relación al planteamiento táctico una vez que los equipos salieron a la cancha se clarificaron varios interrogantes. Desde las formaciones, el experimentado capitán John Mensah por el pibe Jonathan Mensah, y Muntari –que estuvo al borde de ser echado del plantel por no bancarse ser suplente- por la suspendida figura del equipo africano, Andre Ayew. Además de la continuidad de Inkoom de buen partido frente a USA. Por el lado yorugua cambio táctico de Álvaro (Fernández) por Álvaro (Pereyra) para tener mas la pelota en el medio, y obligado de Victorino por Diego Godin con una molestia en el cuádriceps de la pierna izquierda. En cuanto al la ubicación de los jugadores en el campo, el ‘maestro’ optó por el 4-3-3 que venía mostrando pero con la salvedad de un Cavani por derecha casi en posición de un volante mas. Milovan Rajevac –serbio de perfil bajo aunque luciendo una corbata con los colores de Ghana, muy cuestionado cuando fue designado como técnico de las estrellas rojas por no haber conseguido nunca un titulo como entrenador- prefirió la táctica moderna de 4-4-2 en línea, sin enganche.

Comenzó arrinconando Uruguay a Ghana contra su propio arco. Y en general, los primeros treinta minutos, además de ser bastante aburridos, fueron todos de los charrúas. Detallamos.
La primera estuvo de piernas del jabalí Suarez quien aprovecha un error de Annan, la pasa de túnel entre las piernas del defensor ghanés y patea con derecha a colocar pero Kingson tapa. La siguiente, esquina para los yoruguas le rebota la bocha a Mensah que se metía en su propia meta si no fuera por su portero. Error de Inkoom que regala un pase al medio que deriva en un remate Forlanesco por arriba del horizontal. Ultima para la celeste. Saque de banda, Suarez pone su regordete cuerpo, deja correr la pelota y sacude pero nuevamente la figura de Kingson. Cuatro para la selección latina, ninguna para la africana. Ah una mala para Uruguay, amarilla para Fucile por foul contra Asamoah, que llegaba a las dos amarillas.
Sin embargo algo parece cambiar cuando llegan las estrellas negras por vez primera al arco que defendía Muslera. Esta seria a través de pelota parada. Cocazo de Vorsah que le gana la posición a Cavani, y la redonda pasa al lado del vértice. Comienza el conjunto vestido de bordo a tener la pelota. Contragolpe manejado muy bien por Boateng Prince, que le cede a Gyan y este como venia dispara por bajo, al lado del palo. Ahora bien si avizorábamos un cambio desde los dos tercios del PT, con la lesión de su caudillo ‘José Gervasio de’ Lugano a los treinta y siete –ingresó Scotti en su lugar-, solo diez minutos les bastarían al equipo del serbio, para emparejar lo hecho por el del maestro en gran parte del primero, desde el merecimiento (Muntari y Prince se lo perdieron a los 38 y a los 45, respectivamente). Y desequilibrar desde el marcador, con el zurdazo a cuarenta metros del arco que desempolvo Muntari -complicidad de Fernandito Muslera- y se metió en la valla. GOL a los 46’40’’, y el arbitró que manda a los jugadores al vestuario sin permitir el saque desde el medio. Ghana uno, Uruguay nada.

Si los últimos minutos del PT, los africanos fueron incisivos, con el despertar del ST estaban decididos a llegar pacientemente al gol a través de la tenencia y el buen manejo del esférico, cosa que ya habíamos notado en sus anteriores presentaciones, aprovechando a sus jugadores de buen pie. Cavani a la derecha y Lodeiro por A. Fernández, en un Uruguay que necesito de cinco minutos para empezar a plantear el partido en campo rival. Y es así que a los 54’ Forlan monopoliza un tiro libre y pegándole como dicen que le pega Cristiano, convierte. GOL… 1 a 1. Efectivamente vemos en la repetición como la toma de lleno y seco, y tras una comba extraña baja de golpe a la red. Kingson deja de ser figura.
A partir de allí las llegadas comenzaron a ser golpe por golpe sin que signifique un partido de ida y vuelta. Gyan-Muslera para Ghana. Suarez de bolea-costado externo de la red para Uruguay. Nuevamente el jabalí con puntazo fortísimo, Kingson extraordinario. A los 72’ error del relojito suizo de la defensa Victorinox, que para colmo le queda a Gyan que patea sin demora y ataja Muslera. Era el turno de la celeste. Forlan cobra una falta desde cuarenta metros que casi transforma en gol. Primeramente había ingresado el loco Abreu. Oscar Washington se decidió por Sebastian Washington, y sacó a un Cavani de floja actuación. Y a los 81’ Lodeiro podría haber hecho algo mejor con una peligrosa contra que estaba bajo su comando. Con esta se terminaría las opciones de gol por un tiempo largo.
Se notaba un Uruguay sin tanto resto, y Milovan Rajevac, pícaro, manda a la cancha a Dominic Adiyiah, un delantero joven y rapidito, figura y goleador del último mundial sub-20 –Milan compro su pase luego de aquella actuación-, en lugar del volante Muntari. El técnico serbio fue valiente para hacer historia. Los últimos cinco de los reglamentarios, fueron de claro predominio ghanés en base a buen futbol. Predominio que resultaría prolongado en tiempo suplementario, y con el que cerraría el ST.
Recién luego del cambio de lado a los 105’, se sacude el partido en general y la celeste en particular, con un tiro de Diego Forlan con zurda. Lo que claramente no merma la imagen de un Ghana mejor, con posibilidades concretas, como la arremetida de Gyan en plena área uruguaya que termina despejando Scotti con susto de auto-gol, o el marotazo del mitad alemán Prince sobre el final. Pero claro había tiempo para una más.
Minuto ciento veinte de juego. Centro desde la esquina que le queda a Gyan para festejar. Cuatro millones de corazones celestes cesan de latir. La arrogancia de la historia se quebraba para darle espacio a nuevas páginas de ellas. África semifinalista. Pero aparecía un hombre que demoraba lo que ya era un hecho. Suarez, con sus rodillas como pidiéndole al cielo clemencia, saca en la línea. Adiyiah, no se la da, y gana en lo alto a dos metros de la línea y con el arquero vencido. Se hacía historia… y se hizo presente la historia... Roque Maspoli, le dio desde algún otro lugar, los guantes que uso en el ‘maracanazo’ al terrenal Luis Suarez para que la pelota no ingrese en el arco de su querida celeste. Y el delantero no era él, en ese momento era el eterno Roque. Inconscientemente la ataja, y roja para el jugador charrúa. El juez no entendía.
Penal para Ghana. Gyan se coronaba como el máximo goleador africano en mundiales, junto a Roger Milla. El horizontal se lo negó. En vez de irse a las duchas, este mitad hombre-mitad jabalí, festejó de forma alocada y absolutamente altruista –se pherdía las semis-, el yerro de la estrella goleadora negra. El final del partido detendría por un momento esta catarata de emociones. A penales.
Y en los penales aparece otro hombre. El ídolo total de los bolsos, definió la serie como su forma de ser y su integridad, se lo pedían. No podía hacer otra cosa que picarla, y con la valentía tomada del ‘negro jefe’ Obdulio Varela, así lo hizo.
Uruguay no podía menos que pasar por su historia. Suarez y Abreu fueron sus personificaciones… ¡con sangre celeste y garra charrúa, bo!

Posesión de la jabu: Ghana 52%.

Tenis de mesa: Ghana 13, Uruguay 11.

Conceptualización encuentro: Apasionante, memorable… (8).

Aclaración definición por penales: erraron Mensah y Adiyiah, y Maxi Pereyra.

Consideraciones acerca del árbitro, y calificación: Olegario Benquerança (Portugal) fue el finalmente designado para el presente partido. Lo fue gracias a la intervención de AUF con el apoyo de Grondona, que pidió un reemplazo para el árbitro sorteado Howard Webb, ingles, por temor a alguna represalia en base a lo sucedido con Jorge Larrionda. Su actuación merece un… (4), porque si bien no se mando macanas por la positiva si lo hizo por omisión al no sancionar un claro penal contra Abreu a los 103’. Además de muchos errores pequeños y no tan pequeños en el desarrollo del juego. En este sentido empeora su desempeño en Japón-Camerún donde Martín Hacker le había otorgado un… (6), señalando que fue un arbitraje correcto sin grandes polémicas. Un dato extra, mantiene una relación de amistad con Mourinho y fue muy cuestionado cuando dirigió el partido Barcelona-Inter por el gol de Milito en fuera de lugar.

Destacado en el ‘juego individual al servicio del equipo’: Asamoah… (7). Con casaca Nº 21, fue el mejor dentro de un gran mediocampo como tiene Ghana que incluso puede darse el lujo de no contar con Essien o Muntari. Otros que se destacaron, en menor medida, fueron Kingson (6), Suarez (7), Abreu (7) y Muslera (6).

Villano: Álvaro Fernández… (4). Este mediocampista con pinta de desabrido, alto (1,85) y flaco, que se desempeña en la U de Chile, tuvo una actuación muy mala. Se fue reemplazado en el entretiempo por Nico Lodeiro.

Momento ‘tiki-tiki’: El reloj marcaba la media hora, y llegó la belleza del partido. Contragolpe a pura velocidad de Prince, que tira la pelota por un lado y va por el otro ante la salida del defensor al que deja en ridículo… (6).

Nota de color: El jugador uruguayo con nombre de fideos cae muy mal luego de un salto a los 43’ del PT. Las imágenes realmente hicieron asustar mucho a todos los espectadores porque se veia un Fucile como desmayado. Pero quien más se asusto y le agarro un lapsus paranoico fue al árbitro del partido. ¿Por que? Corría el año 2004 y el empleado de financiera y árbitro Benquerança –entonces con 34 años- era el juez de un encuentro de la liga portuguesa de futbol. Sucede que inmediatamente luego de sacarle en ocasión del partido una amarilla a Miklos Feher –húngaro- del Benfica, éste cae derrumbado y tras unas horas de incertidumbre se confirma que murió súbitamente por tromboembolia pulmonar. De haber muerto Fucile, el árbitro hubiera necesitado seguramente de atención psiquiatrica por varios años.

Brasil y Holanda escribieron otro capítulo de fútbol en Sudáfrica.


Querido lector, estimado blogger, mundialófilos de toda calaña: escribo hoy, emocionado, completo de fútbol, éstas, las que seguramente sean mis últimas líneas en este blog.
Aquellos que vienen siguiendo los comentarios no se sorprenderán de lo que leerán aquí, ya que presagiábamos un gran partido para estas históricas selecciones.
Holanda presentaba mismo equipo, exceptuando una repentina lesión del central Mathijsen en el precalentamiento (por él entró Oojier), adjudicada al pésimo estado del campo de juego, que rompía la numeración corrida del 1 al 11 de los titulares holandeses, quienes presentaban el ya clásico 4-2-3-1. Brasil ponía los mismos once que golearon al Chile de Bielsa conformando su 4-3-1-2.
El comienzo del juego mostró a ambos seleccionados esperando en campo propio, en donde ejercían presión y trataban de salir rápido de contra.
A los 7 minutos se empezó a ver quién tendría el control de la presión, del balón y del partido. Van Bommel perdió una pelota en la salida y Brasil armó una contra letal que terminó en gol de Robinho, bien anulado por off side. Tan sólo dos minutos después Brasil demostró que el Jogo Bonito también es un ejercicio táctico, con un GOLAZO de Robinho. La jugada se construyó gracias a que Luis Fabiano salió de su posición de 9 hacia la mitad, llevándose la marca del central Heitinga, dejando un gran hueco en la puerta del área que vieron muy bien Robinho, al picar hacia allí, y Felipe Melo autor de la asistencia. El fútbol es un deporte en el que gana el que mejor ocupa los espacios, repite Macaya Márquez, y cuánta razón tiene. En su afán por asfixiar al rival, los centrales holandeses abandonaron su posición, otorgándole espacios justamente a Brasil.
Con el gol, la verdeamarelha vestida de azul se relajó y comenzó a jugar. Holanda continuaba con su consigna de ahogar al equipo rival marcando sobre la pelota, pero se encontró con un Brasil que destrozó la presión holandesa con una receta de papi-fútbol: el toque de primera. Así, pues, se vio llegar siempre tarde a los volantes naranjas, quienes simplemente asistían al toqueteo de Brasil, que comenzó a florearse: a los 24 se perdió una chance a la salida de un córner y a los 30, Stekelenburg le sacó el gol del mundial a Kaká.
A todo esto, Holanda estaba desconcertada. Su sistema de marcaje no funcionaba y cuando tenía la pelota era previsible y poco agresivo, aunque intentaba atacar. La única la había tenido Kuyt a los 10, con un remate. Tan mal estaban los paisbajistas que a los 34 Robben quiso hacer una jugada preparada de corner y terminó concretando uno de los bloopers más burlescos del mundial.
En el final se lo perdió Maicon en una jugada que comenzó Bastos por izquierda y terminó precisamente el otro lateral por derecha. Brasil le estaba pegando un lindo peludo a Holanda pero no concretaba las situaciones que creaba. Holanda demostraba que cuando desmantelaban su presión, era un equipo sin ideas.
Sin embargo, en el segundo tiempo las cosas cambiarían repentinamente. Los análisis, las críticas, las polémicas, al fuego. Cuando todo hacía pensar que veríamos el segundo capítulo del baile brasilero, Sneijder tiró un centro a la salida de un tiro libre, Julio Cesar cometió el único error del Mundial y salió a cazar mariposas y Felipe Melo la peinó a su propio arco. A los 7 minutos del ST Holanda empataba sin patear al arco cambiándole el rumbo a un partido que a esa altura era imprevisible.
Tras el gol, y de manera inexplicable, los naranjas recuperaron la pelota y la confianza y empezaron a empujar en forma desordenada y con poco fútbol. El tándem Robben-Van Der Wiel hacía estragos por derecha, ante la impotencia de los marcadores izquierdos de de Brasil, Gilberto Silva y Bastos. A tal punto, que Dunga debió cambiar a Bastos, al borde de la expulsión, por Gilberto. Brasil había sentido el golpe y se dejó dominar; pero el partido, por momentos, era de ida y vuelta. A los 20, Kaká le dio “con ternura” -palabras de nuestro prócer Gambetita- tras un mal rechazo de Oojier y la pelota salió al ladito del palo izquierdo de Stekelenburg.
Brasil parecía recuperar el nivel del primer tiempo; pero, en esta dinámica de lo impensado que se llama fútbol, llegaría lo inesperado. Corner holándes, peinada de Kuyt y gol de cabeza de Sneijder. Delirio para Máxima, llanto para Xuxa y desconcierto para todos nosotros.
A Brasil le quedaban 23 minutos de partido para revertir esta nueva historia nefasta y gélida de abandonos en cuartos de final. Lejos de sacar a relucir todo su favoritismo, el equipo de Dunga se contagió del nerviosismo de su técnico, quien estuvo protestando y llorando todo el partido por decisiones arbitrales supuestamente injustas, y no supo como dar vuelta la cosa: Felipe Melo le metió un pisotón mala leche y traicionero a Robben. A las duchas.
Con Brasil con uno menos, Holanda sacó a relucir el “Fútbol Total”, que le viéramos contra Eslovaquia, metiendo presión en toda la cancha y no dejando jugar al rival. Con un gran segundo tiempo de su figura Robben, Holanda tendría varias contras para liquidarlo en lo que ya era un verdadero partidazo. En el final, Brasil fue con amor propio y pudo empatarlo en dos córners consecutivos que tuvo a los 36. A los 38, Sneijder se perdió un gol increíble tras un movimiento ultra espástico del limitadísimo Van Persie y Kaká se perdería su negado gol en la contra de esa jugada.
Brasil seguía yendo y Holanda seguía perdiéndose goles. En la última del partido, se perdieron un gol insólito entre Huntelaar (entró por Van Persie y todavía no sé cuál es más malo) y Sneijder.
El partido terminaba y aún no caíamos de lo que estábamos viendo: Brasil afuera del mundial, y después de haber jugado 45 minutos de antología. Latorre comentaba lo “sinuoso” que podían ser los partidos y yo recordaba, salvando las enormes distancias, lo acontecido entre Brasil y Argentina en el Mundial 90.
Brasil regresa, creo yo, no sólo porque el fútbol a veces es injusto (Brasil claramente no mereció perder y se va mordiendo el polvo de la injusticia, ese que tanto mordieron otros, con Brasil como victimario) sino porque sobró el partido al principio y al final no entendió que ir perdiendo puede ser una circunstancia del partido. .

Menciones:


Premio Negro Olmedo: Robben. No jugó un gran partido y creo que en los 90 hubo un par de brasileros que tuvieron mejor rendimiento pero me pareció medio cualquira darle el premio a un jugador que mañana estará en alguna playa de Bahía.

Premio Chenemigo: Felipe Melo. Gol en contra, expulsión imbécil. ¿Algo más?

Árbitro: Yuichi Nishimura (Japón): 4. Pésimo arbitraje de este muchacho que no tuvo ningún criterio para juzgar los fules, las patadas, las tarjetas. Cobró lo que se le antojó y, por momentos, el doparti se le fue de las manos. Bien en la expulsión de Melo.

Nota de Color: el deplorable estado de la cancha. Debo reconocer que me fastidia la perfección de los mundiales (todo cortadito al ras, todo pintadito ¿Por qué no vienen a jugar a la cancha de All Boys?), pero no da que un partido de cuartos de final se juegue en la superficie lunar.

Anexo Uruguay-Ghana: ¿No era offside?


En el momento de ver el partido no lo repitieron. Después del grosero offside de Tevez contra México, ya no se volvieron a ver esas repeticiones con sombra para delatar errores de jueces de líneas.
Pero acá comparto con ustedes el momento congelado. La pelota está entre la cabeza del ghanés y el puño del arquero uruguayo. Va a ser un cabezazo y luego le pegará el 10 de Ghana, Appiah (el que espera con los brazos abiertos).
Es finito, pero, además de las piernas de Muslera, ¿Quién habilitaba a Appiah?
Luego vino la expulsión de Suárez, el penal, el travesaño, etc. Justamente Suárez ahora se queda sin semifinal por esa jugada.
No quiero excederme en exquisito con esta jugada, pero ya no es casual que estas jugadas no se repitan...