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viernes, 23 de julio de 2010

La vuelta a lo cotidiano

Hace 15 días, mientras disfrutábamos de un inolvidable feriado de viernes (más allá del Día de la Independencia, cualquier viernes feriado tiene el mote de “imposible de olvidar”, dada su fabulosa articulación con sábado-domingo lo cual construye uno de los mejores tridentes de todos los tiempos), nos quedaban los últimos dos capítulos del episodio intitulado “Mundial Sudáfrica 2010”. Ya hacía varios días que se venían cicatrizando las heridas de la dura caída con Alemania y los propios germanos habían sucumbido ante el bellísimo fútbol español y un cabezazo genial de Carles Puyol. Uruguay soñaba con un tercer puesto y los holandeses con que la tercera sería la vencida para así, por fin, alzar la preciada Copa. Pasaditas las 6 de la tarde del domingo, todas las especulaciones finalizaron y con ellas, también se acabó la fiebre mundialófila.


Fue el momento de volver a la vida normal, tras las reflexiones, los festejos para quien corresponda y la desazón para la gran mayoría (siempre son pocos los que “ganan”). No hay más proyector en el laburo, no hay más locura por saber cómo salió Eslovaquia a ver si la pegamos en el Prode, no hay más vuvuzelas, no hay más periodistas de la escuela de Niembro haciendo y diciendo boludeces a toda hora en cualquier programa de televisión, no hay más Larissa Riquelme (seguramente sí, pero no en su faz mundialista), no hay más Waka Waka, no hay más Kufner ni Vignolo ni el apagadísimo Walter Nelson. Al que sí vamos a extrañar es a Diego Latorre, un nuevo referente lingüístico en el arte de hablar de fútbol.

Nunca les dijimos adiós porque nos cuesta. Porque sabemos que falta aún bastante para Brasil 2014. Pero sin embargo no es un “hasta siempre” ni siquiera un “hasta mucho”. No sólo estaremos con la cobertura de un capítulo deportivo de sustantiva importancia como es la Copa América 2011 (esa que no ganamos desde hace 18 años), a realizarse en nuestro país, sino que el equipo de MundialVeinteDiez – o al menos una gran mayoría de sus integrantes, con algunas incorporaciones de calidad – está pronto a embarcarse en una aventura un poco más cotidiana, a tratar de ponerle nuestro propio color – con una paleta amplia, pero con límites propios de una línea elegida a conciencia – a esta pasión futbolera . Aún no se ha definido un nombre para eso que viene, pero algo viene. De eso estamos seguros y convencidos.