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miércoles, 16 de junio de 2010

Modificaciones en el diseño. mundialveintediez se moderniza.

Amigos y amigas,
durante el transcurso de las próximas horas el blog sufrirá algunas mutaciones estilísticas.  Estamos trabajando en su diseño para embellecer aún más este espacio.  Sepan disculpar las molestias ocasionadas. Salud!

Sudáfrica, a la espera de un milagro contra Francia



Luego del último partido de la primera fecha que arrojó la máxima sorpresa –hasta ahora- del Mundial con la derrota de España ante Suiza, llegaba el turno de Sudáfrica y Uruguay, quienes habían empatado en sus debuts frente a México y Francia, respectivamente, por el grupo A.


También era la oportunidad para dejar de lado la mediocridad de la mayoría de los primeros partidos, teniendo en cuenta que ambos equipos no podían dejar pasar un nuevo partido para mejorar y sumar de a tres.


Por eso, el maestro Oscar Washington Tabárez propuso para Uruguay tres delanteros desde el arranque. Más conservador siguió siendo el brasileño Carlos Alberto Parreira, quien mantuvo el mismo esquema que en el partido pasado del anfitrión.


Esto se tradujo desde el inicio del partido en la evidente ambición charrúa de buscar la ventaja, aunque con más ganas que fútbol. Así, a Sudáfrica le costó acomodarse en cancha.


Uruguay contó al comienzo con dos posibilidades en los pies del delantero Luís Suárez. La primera, luego de una pared con Diego Forlán, entró al área y remató desviado con la zurda. Luego, a los 22 minutos, encaró por derecha, llegó al rectángulo defensivo sudafricano y disparó fuerte a las manos del arquero Itumeleng Khune, quien sería protagonista en la segunda etapa.


En la jugada siguiente, Forlán dominó la pelota, recorrió unos metros, levantó la cabeza y disparó; el lateral derecho sudafricano salió a tapar el tiro pero, en vez de eso, ayudó a que la trayectoria del tiro descolocara al arquero. Uruguay pasaba a ganar el partido por una jugada fortuita.


De esta manera, el conjunto local debió buscar el empate y se arrimó al arco defendido por Fernando Muslera a través de dos remates de lejos y desviados de Simphiwe Tshabalala, autor del gol frente a México.


Al llegar al final del primer tiempo, cada equipo contó con una situación más, pero ambas solo demostraron que había más ganas que fútbol y por eso, era mejor ir al descanso y replantear las ideas, al tiempo de renovar las energías.


Tras el entretiempo, la supremacía de Uruguay del primer tiempo se acentuó en el segundo. Primero Suárez centró hacia atrás y encontró a Cavani, pero éste conectó mal. Luego un centro de Forlán, tras un tiro libre, cruzó todo el área sin que nadie pudiera cabecearla. Después, otro centro más y esta vez el central Diego Lugano pudo impulsar, pero fue con la espalda y la pelota se fue por arriba del travesaño.


Ante este panorama, Parreira miró el banco. Parecía que iría a cambiar la estrategia de su equipo. En vez de eso, prefirió solamente hacer una renovación en la delantera. Entonces siguió la iniciativa celeste, Maxi Pereira trepó por derecha y, tras amargar tocársela a Forlán, remató fuerte y el balón pasó cerca del palo derecho.


Pero los minutos pasaban y el empate de la primera fecha y el hecho de ser el anfitrión pesaban en el corazón sudafricano, por lo que el local salió a disputar de igual a igual la última media hora del partido. Sin embargo, al igual que su rival, buscó con más ganas que ideas y encontró poco.


En el minuto 75, la siguiente jugada sería el punto de inflexión del partido. Suárez recibió solo en el área y el arquero Khune salió a achicarle. El árbitro italiano Massimo Busacca –hasta aquí pasando inadvertido- cobró bien el penal y expulsó al portero por evitar con una infracción una jugada que hubiera terminado en gol.


Parreira debió sacar a un jugador para hacer ingresar al arquero suplente. Eligió a Steven Pienaar, armador del equipo que, sin embargo, no pudo ponerse el equipo al hombro. A continuación, el nuevo arquero eligió tirarse abajo al palo izquierdo, mientras que Forlán también disparó al mismo palo… pero al ángulo superior.


De esta forma, Uruguay sentenciaba el partido. Así lo entendieron los hinchas locales, quienes masivamente fueron abandonando el Loftus Versfeld Stadium, resignados y a la espera de un milagro en la tercera fecha frente a Francia.


Los diez minutos finales sirvieron para que Sebastián “papelito” Fernández, delantero de Banfield, debutara en el Mundial. El árbitro adicionó 5 minutos por el tiempo perdido durante la jugada del penal, pero Sudáfrica no pudo ni quiso aprovecharlos. Pero sí Uruguay, ya que Forlán cruzó la pelota al área para Suárez quien, a su vez, volvió a cambiarla de lado picándola para la entrada de Álvaro Pereira. Era el tercer gol celeste, el final del encuentro y ¿el final del anfitrión? ¿Será la primera vez en la historia de los Mundiales que el organizador no pasa la primera ronda?



Destacados



Figura: Luís Suárez: 8(ocho). Sí bien Diego Forlán hizo dos de los tres goles, Suárez tuvo más situaciones de gol de producción propia, le hicieron el penal y asistió en el tercero. Mientras que Forlán hizo el primero gracias a un desvío y el segundo fue simplemente de penal


Antifigura: Steven Pienaar: 4 (cuatro). Debía ser el conductor de Sudáfrica para que el local levantara el buen nivel mostrado en el debut. Pero debió bajar mucho para buscar la pelota, lo que lo desgastó físicamente. Producto de ello, su técnico lo sacó en el momento del penal.


Árbitro: Massimo Busacca (ITA): 8 (ocho). Pasó desapercibido hasta el penal. Estuvo bien en cobrarlo y en expulsar al arquero. Muy bien.

Loco un poco, nada más


              La tesis de la objetividad pura no existe. Pese a todo, uno trata de volverse lo más imparcial posible a la hora de analizar tanto un partido de fútbol como cualquier otro hecho social. De todas maneras, voy a aclararle a los lectores mis deseos previos: quería que gane Chile. No por amor al país trasandino, dado que históricamente han sido más las diferencias que las semejanzas con los hermanos chilenos (por supuesto no es algo que reivindique, sin embargo son sentidos que se nos impregnan en la piel, aunque siempre hay tiempo para despojarse de los mismos y apelar al espíritu latinoamericanista). Sino por el gran Marcelo Bielsa, ese técnico vilipendiado tras el rotundo fracaso en Corea-Japón 2002 (¿para qué negar lo que realmente fue?) y que, cuando todos pensábamos que sería despedido, continuó y dio vuelta la página con los mejores capítulos futbolísticos de la Argentina en los últimos 15 años: la Copa América y los Juegos Olímpicos 2004, además de unas Eliminatorias servidas en bandeja a José Pekerman. No sólo esa anécdota de los resultados: Bielsa es honestidad brutal, es un planteo táctico siempre atrevido, es genuinas convicciones de cuáles son los mejores caminos para llegar al triunfo (aunque a veces no salga). Punto y aparte.
            Vayamos a lo que nos toca. El duelo entre Honduras y Chile abría el grupo H, aquel que integran también España y Suiza, quienes jugaban en segundo turno (ver http://mundialveintediez.blogspot.com/2010/06/s-u-i-z-z-o.html). Para los centroamericanos, regreso a una Copa del Mundo desde el 82. Para los de esta parte del continente, la última había sido en 1998 cuando con 3 empates logró pasar de ronda y cayó eliminado en octavos contra Brasil. El estadio de Nelspruit era el multitudinario escenario que recibió a los dos equipos, al compás de las vuvuzelas, que ojalá sigan sonando (es una costumbre de los anfitriones y se debe respetar).  
            Obviamente la iniciativa la tomó Chile, con un perfil muy ofensivo desde el vamos. Tres delanteros, más allá de quien se recostase más atrás: Alexis Sánchez, Jorge Valdivia y Jean Beausejour (Boseyur, para los amigos). Un toque más retrasado y cerca de los volantes más defensivos, el Mati Fernández, de deslucida actuación. Todo sustentado en el clásico esquema con 3 defensores y 4 volantes, de los cuales 2 son más defensivos y 2 más ofensivos. Para contrarrestar el esquema dictatorial de Honduras, teníamos a Chávez y a Guevara que daban la pelea revolucionariamente.
            Hasta el primer cuarto de hora vivimos un encuentro sin demasiadas incidencias. Tan tranquilo estaba el asunto que Bielsa no se movió del banco (parecía estar un poco resfriado). Honduras apenas inquietó con un remate del “Ogro” Pavón que se fue lejos y Chile no terminaba de desatar su fútbol. Se lo veía contenido y encima antes de los 20 ya tenía dos amonestados, Carmona y Fernández, por leves infracciones cometidas. A partir de ese minuto, el conjunto trasandino se sacudió la modorra y empezó a llegar al arco rival: Sánchez habilita a Valdivia y éste, fuera del área, dispara rebotando la pelota en un defensor y al córner. Un cabezazo de Vidal – ¡cómo se escuchaba el “Arturo, Arturo” del Loco ante cierta indisciplina táctica del lateral chileno! – se va apenas afuera. Y en ese camino de ida hacia Valladares que había emprendido el team bielsista, Fernández (lo único que hizo) lo vio picar a Mauricio Isla, se la metió entre los centrales y éste mandó el centro para que Boseyur – con ayudín – la empuje y decrete el 1-0 para La Roja.
            Todo resultó más sencillo para Chile desde entonces. El dúo Sánchez-Isla se mostraba afinadísimo por derecha y el muchacho del Udinese si no hubiera realizado un enganche innecesario, clavaba el segundo. Cuando el reloj había llegado a los 41 minutos, la estadística de la FIFA señalaba que los chilenos habían tenido la bocha un 63% de todo el tiempo. Honduras tendría un remate aislado de Núñez y un tiro libre en el último minuto que inquietó levemente a Bravo, quien envió la Jabulani al córner para no complicarse.
            En el ST, el dominio de Chile fue absoluto y al igual que Argentina el sábado, le faltó traducirlo en el marcador. De la mano de un Sánchez inspirado vendrían las mejores situaciones. Sin embargo, la más clara llegó de otra forma. Valladares le sacó un increíble cabezazo a Waldo Ponce quien puso la testa en el área chica. Los del Loco no lo podían liquidar, aunque Honduras no inquietaba para nada y eso generaba relativa tranquilidad. Marcelo realizó los tres cambios: Jara por Villar, Contreras por Vidal y Mark González por Valdivia. El esquema casi no se modificó, más goles no llegaron y Chile festejó los primeros 3 puntos, soñando con hacer un gran Mundial. Del lado de Honduras, poco y nada. Escasas chances de sumar siquiera un punto. 

Premio “De qué planeta viniste”: Alexis Sánchez. El excelente jugador del Udinese, de un paso trastabillado por el gallinero, fue el que más intentó de mitad de cancha hacia arriba. Gran gambeta y explosión, aunque le faltó un poco de precisión en pases y definición.

Premio “Hay que jugar con laterales que lleguen al fondo”: Mauricio Isla. Al igual que Maicon ayer, fundamental en la apertura del marcador y en su acompañamiento constante por el frente de ataque.

Premio “Menos diez”: Porfirio Lobo. Tras la dictadura que derrocó a Manuel Zelaya, este muchacho se sumó a la farsa electoral propugnada por EEUU consagrándose presidente de manera ilegítima. Nefasto.

Pito: Edady Maillet de las Islas Seychelles (3). Demasiado severo en algunas infracciones que terminaron con amarillas para los chilenos. Penal ignorado que le hicieron a Alexis Sánchez. Aparte, ¿existe ese país?

Dato de color 1: Chile volvió a ganar en un Mundial tras 48 años, es decir desde el 62 cuando organizó el torneo más importante a nivel selecciones y llegó a semifinales.
Dato de color 2: Bielsa otra vez arranca ganando 1 a 0 en un Mundial. Esperemos que el desenlace no sea el mismo que en su otra experiencia.

¡ S U I Z A Z O !


Histórico. Suiza le ganó a España por 1 a 0, sorprendiendo a propios y extraños, convirtiendo a la Madre Patria en un equipo ignoto y complicándola de cara a los octavos de final.


El técnico suizo, Ottmar Hitzfeld, pensando en el partido que el Inter de Milán le había ganado al Barcelona en el Camp Nou, planteó un partido similar, ante un equipo que a priori era superior y por tanto tomaría la iniciativa. Para eso paró dos líneas de cuatro bien pegadas, ante un esquema más flexible y dinámico español.


Pero el resultado final no sería lo único llamativo. El arranque mismo del partido mostraba a uno de los favoritos como en sus anteriores épocas, pesándole la mochila de demostrar en un Mundial lo que había adquirido en las Eliminatorias.


Así, el partido comenzó frío. “Hasta no a pasado sobresaltos Benaglio y ya llevamos 15 minutos”, decía el relator Walter Nelson, quien pedía un cambio de ritmo, al tiempo que Alejandro Fabri remarcaba que no había, hasta ese momento, ningún tiro al arco. “El partido tiene un comienzo muy aburrido”, sentenciaba minutos después.


Hasta que el central Gerard Pique, jugado en ataque, recibió un pase en cortada dentro del área, enganchó hacia adentro y quiso colocarla, pero el arquero Diego Benaglio, hasta aquí privilegiado espectador al igual que Iker Casillas, achicó y contuvo sin problemas. Era la primer gran llegada de España, la mejor del primer tiempo.


Por su parte, Suiza, siguiendo lo estipulado, se encontró con un tiro libre cerca del área. Así, parecía que llevaría a cabo lo trabajado en la semana, pero Reto Ziegler le entró mordido a una pelota que deseaba mejor trato.


A los 35 minutos, Philippe Senderos, líder de la defensa suiza, debió salir lesionado. Esto, sumado a que su máximo goleador, Alexander Frei, estaba lesionado, presumía una mayor hegemónica española, que ya controlaba ampliamente el balón, hasta que hiciera caer el esperado gol de la Furia Roja.


Pero, las pocas llegadas hasta el final, encontraban remates muy desviados o las manos de Benaglio. Suiza, si no había entrado a disputar ninguna de las dos Guerras Mundiales, menos se propondría como protagonista del partido.


El relato de Walter Nelson volvió a sintetizar. “Terminó la primera etapa, nos aburrimos un poco, me voy a permitir bostezar”, manifestó su bronca, quien ya durante la primera parte comenzó a vender el próximo partido, Sudáfrica frente a Uruguay. Todo un síntoma.


No se sabe cómo habrá sido la charla técnica de Vicente Del Bosque en el entretiempo, pero lo seguro es que no estaba contento con la actuación y pedía un cambio de actitud. Pero las primeras dos jugadas españolas tras la reanudación mostrarían que el arranque de los últimos 45 minutos era la continuidad de la primera parte.


La sorpresa fue mayor en el minuto 51, cuando el arquero suizo sacó largo, Casillas salió mal –cometiendo un gran error tanto en la práctica como en la teoría-, la pelota quedó suelta y Gelson Fernándes solamente debió empujarla dentro de la red. “Si Suiza estaba atrás, imaginate ahora”, dijo Nelson a un sorprendido Fabri.


Del Bosque empezó a mover el banco. Entro el Niño Torres por David Silva y Jesús Navas por Sergio Busquets. El mensaje fue recibido por los demás jugadores y a continuación llegaron dos situaciones claras. Andrés Iniesta aprovechó un balón suelto cerca del área y remató suave. Luego, Torres, asistido por David Villa, dio una media vuelta y también buscó suave el segundo palo. Dos situaciones claras que, sin embargo, ya era poco para los hinchas españoles en el estadio Durban.


Finalmente, el centrocampista Xabi Alonso, cansado de mover la pelota de un lado a otro y viendo la improductividad de mandar centros, rompió el libreto y pegándole desde lejos, rompió el travesaño. La Furia Roja quería despertar…


Luego de esta jugada personal, los suizos demostraron que ellos también saben y, con una jugada colectiva, que incluyó una pared, Eren Derdiyok se desmarcó de dos defensores dentro del área y, ante la salida de Casillas, enganchó la pelota y terminó rebotando en el palo más cercano. Suiza estuvo ante la posibilidad de definir el partido y no lo supo aprovechar.


A los 76 minutos, el técnico español volvió a mover el banco, esta vez para poner en cancha Pedro, fetiche de Josep Guardiola en el Barcelona. A esta altura, el central Pique ya era un delantero más y así la paciencia en el juego también había salido del campo. La mochila de candidato ya era un candado que atrapaba a los jugadores españoles. España tenía que ganar. El buen juego podía esperar.


El árbitro dispuso 5 minutos de adicción. Era exagerado para una Suiza que no había hecho tiempo. A Xabi Alonso poco le importó. Tenía un tiro libre desde el costado izquierdo del área. Pero la tónica del encuentro, a esta altura, no iba a cambiar y la pelota terminaría rebotando en la barrera. Fue la última jugada. Luego, la decepción.


La caldera de la Furia Roja no quiso prender y así el frío de la tarde noche de Durban, en Sudáfrica, se expandió por toda la tribuna.



Destacados



Figura: Andrés Iniesta: 6 (seis). Dentro de la mediocridad, fue el que más intento. Gelson Fernandes, quien hizo el gol suizo, no se destacó más que por eso.


Antifigura: La selección Española. El juego paciente se transformó en intrascendente. En ¾ de cancha no cambió de ritmo y la defensa mostró su peor cara.


Árbitro: Howard Webb (ING): 5 (cinco). Cobró varias faltas inexistentes. El gol de Suiza parece haber sido en off side.