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viernes, 25 de junio de 2010

Ganó el mejor y pasaron los mejores



Aclaremos el panorama, diría Richard Arjona, enemigo íntimo de Fito Páez. Este partido le tocaba oficial y extra-oficialmente a Rubén Bravo, el DT de Mendieta, a quien le clavaron una reunión a la misma hora y después miró el encuentro con altísimo grado de desconcentración. En su reemplazo, apareció quien escribe. Con los pibes del laburo y un sintonizador en una máquina inutilizada, aprecié con muchísimo nerviosismo el cotejo entre Las Rojas (y no hablo de la agrupación femenina del MAS). ¿Por qué los nervios? Porque el gran Marcelo Bielsa estaba frente a una situación difícil: como hace 8 años atrás, podía quedarse nuevamente afuera de un Mundial en primera ronda. Y eso que había ganado los dos primeros partidos. Como Suiza metió la cola con su tremendo batacazo anti-gallego, la historia se complicó para los chilenos.
No va a ser la mejor crónica del Mundial ni por asomo. Seremos sintéticos e iremos al grano: España jugó mejor que Chile. Es mejor. De todas maneras el papel trasandino fue más que digno y sino fuera por el grosero error de Bravo (invicto hasta aquí) bastante más hubiera tardado la Roja europea en abrir el marcador (si es que lo abría). El conjunto de Del Bosque era maniatado por el esquema de ultra-presión planteado por el Loco y sus figuras no encontraban la magia. Chile con la pelota no llevaba demasiado peligro. Sin embargo las cosas estaban parejas hasta que Bravo salió a cualquier parte a cortar una bocha, la dejó corta y David Villa con zurda le pegó como venía y de casi 40 metros la metió en el arco vacío de la Roja sudamericana. Los dirigidos por Bielsa (que no lo podía creer, más allá de que Suiza no le puede hacer un gol a nadie) estaban muy acelerados (tres amarillas en los primeros 20 minutos) y España empezaba a crecer futbolísticamente. Así las cosas, llegó el segundo gol con gran definición del cerebro Iniesta y en la misma jugada el impresentable Marco Rodríguez expulsó a su tocayo Estrada (que estaba amonestado) por un “no toque” al tobillo de la Niña Torres. Penoso lo del referí (bombero) mexicano y muy triste ver a Marcelo agarrarse la cabeza como quién sabe que lo malo pasa una vez y puede pasar también más de una. De cualquier modo, repito: la confianza en que Suiza no le hiciera un gol aún si se jugaran 1000 minutos a Honduras se mantenía inalterable en este humilde cronista. Faltaban 10 minutos para terminar el PT y lo mejor que le podía pasar a Chile era que terminase la etapa para refrescarse, bajar un cambio y pensar cómo empardar una historia que venía torcida (al tiempo que debían rezarle a los hermanos centroamericanos).
El inicio del ST mostró un Chile más adelantado, con la dificultad del hombre de menos y la grata noticia de que Villar descontó de entrada con una bomba de afuera del área que se desvió en Piqué. 1-2 y obligaba a Suiza a ponerla dos veces para subirse a los octavos. España aceleraba, Chile aguantaba. Hasta que ambos descubrieron que el país de Federer era incapaz de convertir y en consecuencia los gallegos bajaron la patita, conservaron el balón, Chile hizo que apretaba y la caballerosidad deportiva (o pacto de no agresión) se transformó en justicia: ninguno de estos equipos podía quedarse afuera. Ahora se bifurcan los caminos: España renueva credenciales de candidato y va hacia un choque accesible contra el espejismo portugués mientras que los dirigidos por Bielsa (quien se sacó la mufa; ahora “shut up” a los críticos sin argumentos) tendrán al gran cuco del Mundial: los brazucas. ¿Habrá milagro? Muy difícil, pero no imposible. Gracias Marcelo.

Premio “De qué planeta viniste”: Iniesta. Genio cerebral y figura terrenal. Alta pepa y elegancia para clasificar a España en el lugar que le correspondía.
Premio “Menos diez”: Bravo. Tremendo moco que se mandó y que nos hizo temblar a escala Ritcher a todos los bielsistas de este mundo (sobre todo al principal).
Referí: Marco Rodríguez (México): 3. Lamentable lo suyo señor. Inclinó la cancha a favor de España y expulsó incorrectamente a Estrada.

Ningún relojito suizo



En un partido visto únicamente por el pueblo helvético y el hondureño, además de quien relata, Suiza tenía la chance, no solo de clasificar a octavos –como lo hiciera el Mundial pasado- sino también adelantar el regreso a casa de Chile o España, que se medían en un partido en simultáneo. Los centroamericanos tenían posibilidades matemáticas, pero eran los más débiles del grupo y ya lo habían demostrado en los dos partidos previos.


Así es que el único atractivo del encuentro era saber si Suiza podría cambiar su planteo defensivo de los anteriores cotejos y conocer cual de los otros dos equipos se sumaría a la lista de fracasos a la que adhirieron tempranamente Francia e Italia –los finalistas del anterior Mundial-.


Pero quienes habían amargado en el debut a los españoles, ahora amargaron a sus seguidores. El partido arrancó fríamente y los equipos se repartieron la pelota para establecer qué roles llevarían adelante cada uno. Los helvéticos trataban de llegar tocando, mientras que los hondureños eran más pragmáticos y contraatacaban o buscaban con pelotazos a su referencia ofensiva, David Suazo.


Primero Gokhan Inler remató de zurda al palo más lejano. Luego Tranquillo Barnetta mandó un centro para Eren Derdiyok, quien cabeceó desviado, y después disparo suavemente a las manos del arquero Noel Valladares. Sí bien Suiza proponía, lo hacia más por obligación que por oficio.


La jugada más clara del primer tiempo fue un centro de Derdiyok para Blaise Knufo, quien no supo si darle con el pie o cabecearla y finalmente le pego sin fuerza con el pecho en paralelo al arco. La primera parte se moría y sí en ambos países se acostumbra dormir la siesta, hubiera sido inevitable terminar en ella. Lo de Honduras era nulo. El cronista debió lavarse la cara y desperdició parte de su día libre. “Para el bostezo”, sintetizó el relator Walter Nelson.


En el entretiempo, los europeos debieron enterarse del 2 a 0 de España frente a Chile, por goles de David Villa –luego de un error en una salida lejos del portero Claudio Bravo- y Andrés Iniesta, porque se adueñaron de la pelota y buscaron con más ganas que fútbol el triunfo. Por su parte, los centroamericanos buscarían mediante contras.


En la primer jugada favorable para los dirigidos por 3R (Reynaldo Rueda Riveras), el velocista Edgar Álvarez desbordó por derecha y colocó un centro al primer poste para Suazo, pero éste solo pudo conectarla para mandarla desviada por el otro palo.


Por su parte, Hakan Yakin –a quien conocí cuando se televisó un campeonato de tiros libres de jugadores y arqueros ignotos salvo Cañete Canizares- entró para hacerse dueño de las pelotas paradas. A los 54 minutos, en ¾ le entró de zurda muy suave, buscando que alguien la conectara, pero la bocha llegó en cámara lenta a las manos de Valladares. En otra ocasión, Derdiyok cogió un rebote dentro del área y trató de fusilar al buen portieri, pero éste la atrapó en el medio del arco.


En un buen contraataque, a los 70 minutos, la figura hondureña Suazo se puso la jugada al hombro, encaró al último defensor por derecha y tocó hacia la izquierda para Álvarez, quien entró solo al área y definió ante la salida de Diego Benaglio, quien logró mandarla afuera.


Como respuesta, el lateral derecho Stephan Lichtsteiner llegó hasta el fondo, cruzó el esférico más allá del segundo palo, Barnetta la controló y la cedió al medio del área para el goleador Alexandre Frei –quien había entrado hacia dos minutos-, pero la mando muy por encima del travesaño.


En otra contra, la única arma centroamericana, Honduras atacó con cinco jugadores contra cuatro defensores rivales y luego de un toqueteo por el medio, Georgie Welcome pisó el área y convirtió. Sin embargo, el árbitro argentino, Héctor Baldassi, a instancias de su asistente Ricardo Casas, anuló mal la jugada. La terna era la primera vez que debía involucrarse en el partido y lo hacía erróneamente.


Suiza debía marcar dos goles en cinco minutos, o de lo contrario arafue. Su goleador poco pudo hacer. Encima, seguía recibiendo contraatanques, esta vez, nuevamente Welcome llegó al área, luego de recorrer varios metros por izquierda, y remató al cuerpo de Benaglio.


Al tiempo que se moría el partido, también se reducían las chances de ambos, sobre todo de Suiza, quien había conseguido un valiosísimo triunfo en el debut contra España. Ahora solo le serviría como anécdota, mientras que Chile –y sus seguidores- consiguieron que no se modificara el 0 a 0 y, por ende, logró conseguir la clasificación.


Con este partido, terminó una primera rueda llena de sorpresas, falto de goles y, lo más importante, falto de fútbol, que es a lo que las 32 “mejores” selecciones del mundo vinieron a mostrar para los más de 6 mil millones de espectadores.



Destacados:



Figura: Diego Benaglio y Noel Valladares: 5 (cinco). Los arqueros, se mostraron seguros ante las pocas situaciones de riesgo. Además, demostraron ser lo mejor de sus equipos en las tres fechas.


Antifigura: El resto de los jugadores: 4 (cuatro). Los suizos tenían la seria posibilidad de pasar y amargar a Chile o volver a angustiar a España, pero les falto ese fuego de equipos argentinos. Los hondureños no fueron menos, defendió mal y desperdició todas las contras, incluso aquellas en las que estuvo en superioridad numérica.


Árbitro: Héctor Baldassi: 6 (seis). Venía tranquilo hasta el gol mal anulado a Honduras, aunque era jugada del línea. En el resto, bien. Además, hay que entenderlo: acostumbrado al fútbol argentino, se bancó un partido de aquellos.