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viernes, 11 de junio de 2010

Si faltaba algo...

Luego de las crónicas del señor Leandro Gamallo y del pibe Agustín Ceruse -quienes parecieron transmitir las sensaciones del partido como si hubieran estado presentes en el país anfitrión-, aquí van dos datos interesantes: uno que hace al prode y otro que desmiente algunos mitos del fútbol.
Primero, la primer minoria de hinchas corresponde a CASLA con 7, luego CARP y CABJ con 6. Segundo, somos 37 jugadores, de los cuales 17 apostaron por Argentina campeona, por Brasil 10 y por España 6. Holanda, Inglaterra y Alemania serían entonces batacazos.

A disfrutar y... oleeé!

Uruguay y Francia quedaron debiendo fútbol y goles: 0-0


Llegó el turno de Uruguay y Francia, primer choque entre selecciones campeonas del mundo. Por esto y teniendo en cuenta el buen partido de apertura entre Sudáfrica y México, este encuentro no podía ser menos. O al menos no debía…
El entrenador Oscar Washington Tabárez propuso un equipo con tres centrales y dos carrileros todo terreno para tratar de contener a los tres puntas que ponía en cancha Raymond Domenech, técnico galo.
De todas formas, el arranque del primer tiempo fue de ida y vuelta. Es así que a los 6’ Sidney Govou recibió un centro raso en el área chica y la acarició abriendo el pie derecho, pero su remate salió desviado y se fue por el segundo palo, siendo quizás la jugada más clara de Francia en todo el cotejo.
Para no ser menos, a los 15’ Diego Forlán tomó la posta de su equipo –como lo haría en todo el partido-, se movió de la franja izquierda hacia el centro del campo y fuera del área grande probó con un tiro de chanfle que, sin embargo encontró las manos del arquero Hugo Lloris.
Dos minutos más tarde, Yoann Gourcuff se hizo cargo de un tiro libre desde el costado izquierdo, le pegó con comba y puso la pelota en el ángulo más cercano como si lo hubiera hecho con la mano, pero los reflejos de Fernando Muslera hicieron que éste la descolgará mandándola al corner.
Luego de estas interesantes jugadas, los nervios se sumaron al cansancio de un encuentro de ida y vuelta y el nivel comenzó a descender –quizás también por ser el debut de ambas selecciones-. Hasta el final de la primera parte, se sucederían intentos individuales desde lejos que terminarían en las tribunas o en las manos de los arqueros ante centros imprecisos o remates débiles.
El comienzo de la segunda etapa sería la continuación de aquella tendencia. Un dato que resalta el poco fútbol desde que empezó a decaer el encuentro son las pocas infracciones acumuladas: conociendo la garra charrúa, es de destacar que la primera amarilla a un celeste llegó recién a los 13’ del complemento, por una falta al borde del área del central Mauricio Victorino al lateral francés Patrick Evra, lanzado al ataque.
Producto de esa incidencia, Francia puso en práctica una jugada preparada, movió la pelota a la medialuna y Franck Ribery remató. Pero la pelota seguía encontrando las tribunas de un lleno estadio Ciudad del Cabo.
A los 17’ Tabárez comprendió que era tiempo de mover el banco y por eso hizo entrar al volante ofensivo Nicolás Lodeiro por Nacho González, más preocupado en la recuperación que en el armado del juego. Pero las intenciones no siempre se traducen en hechos favorables y este cambió traería consecuencias unos minutos más tarde.
Pero antes y durante diez minutos se sucederían tres jugadas uruguayas. Primero un tiro libre suave de Forlán que buscó el pique para complicar al arquero, quién igualmente pudo contener el balón. Enseguida, el carrilero izquierdo Álvaro Pereira desbordó y llegó hasta el fondo para mandar un centro a Luís Suárez que, como venía jugando, no pudo conectar y cargó al arquero. Finalmente, un saque lateral llegó hasta el área chica y Forlán –el único que mantenía viva la esperanza del pueblo charrúa- remató desviado desde el punto del penal. Sería la ocasión más clara del cotejo y la última que tendría a favor la celeste.
Con esta seguidilla de jugadas, los técnicos pensaron en variantes. Tabárez hizo entra a Sebastián Abreu y sacó a Luís Suárez, buscando aprovechar la temporaria supremacía sobre el rival. Domenech entendió que tenía que reforzar la mitad de cancha y cambió a Yoann Gourcuff por Florent Malouda, de más despliegue.
Sin embargo, Nicolás Lodeiro, que había entrado hacía dieciocho minutos y que ya tenía amarilla, fue fuerte abajo con la plancha a Bakary Sagna. Uruguay había jugado limpiamente todo el partido, pero la desconcentración del enganche dejaba a su selección con un hombre menos y faltando diez para terminar se revertía el trámite del partido.
A continuación, Francia fue a buscar el gol que lo colocara como líder del grupo A –teniendo en cuenta el empate en uno entre la anfitriona Sudáfrica y México-. Sin embargo de nuevo las ganas no se reflejaron en lo producido, el partido se jugó en un solo campo, pero el arco uruguayo no fue puesto en peligro.
Quedaba solo una jugada. Era para Francia, subcampeona en el Mundial pasado. Era un tiro libre en el borde del área grande. Se haría cargo Thierry Henry, único sobreviviente de los planteles de 1998 –donde levantaron la copa por vez primera y en casa- y 2006 –cayeron en la final frente a Italia-. Tomó poca carrera, le entró suave y rebotó en la barrera, toda una demostración de lo que fue el encuentro. Era el final. Primer cotejo con grandes expectativas, primera decepción.
Destacados:
Figura: Diego Forlán: 6(seis). En un partido regular donde nadie sobresalió, el delantero de Uruguay combinó juego y corazón.
Antifigura “¡Para que te trajeee!”: Nicolás Lodeiro: 2(dos). Entró para cambiar el encuentro pero se fue antes a las duchas.
Árbitro: Yuichi Nishimura (JAP): 7(siete). Cerca de las jugadas. Bien en la expulsión.

Con el sello del fútbol africano: Sudáfrica 1 – México 1


Antes de comenzar con el análisis de esta maratón de partidos, quisiera aclarar una cuestión: no creo que un partido de fútbol pueda ser analizado exhaustivamente por televisión. Ante los cada vez más comentaristas de estudio, me veo en la obligación de defender esta postura y de aclararla ante el lector blogero. Las cámaras de televisión son cada vez más sofisticadas, pero nunca podrán mostrarnos los movimientos de conjunto de un equipo de fútbol porque siempre intentan seguir los movimientos de la pelota y, por tanto, los esquemas tácticos quedan parcialmente fuera del cuadro filmado. Esto no quiere decir que uno no pueda decir nada de un partido visto por TV, pero sí quiere decir que uno se pierde de observar cosas que en la cancha se perciben
Hecha la aclaración pertinente, vayamos a lo que nos interesa: el partido inaugural de esta Copa (también quisiera argumentar que estoy totalmente en desacuerdo con que los partidos inaugurales los juegue el equipo local y no el último campeón, pero no quiero hacer de este posteo un ensayo futbolístico).
Los primeros dos minutos de partido fueron el anticipo fiel de lo que serían los 88 restantes. México plantó un equipo en campo rival, con línea de 3 en el fondo (Osorio, Márquez y el “masa” Rodríguez), una línea de 4 volantes con un doble cinco rústico (Torrado y Juárez) y dos punteros muy adelantados (Aguilar por derecha y Salcido por izquierda) que fueron la principal apuesta ofensiva del equipo de Aguirre en sus desbordes y asociaciones con los tres delanteros (el muy buen jugador Giovanni Dos Santos, Guille Franco y el intrascendente Vela). Decíamos, entonces, que a los 2 minutos de juego un desborde perfecto de Aguilar por derecha provocó que Dos Santos tuviera la primera clara del partido, al no aprovechar un rebote que quedó en el área chica de Sudáfrica.
A este planteo, Sudáfrica le opuso un esquema defensivo, pero que nunca resignó del arma más eficaz y característica de los seleccionados africanos: el contraataque. El dibujo de 4 (Gaxa, Mokoena, Khumalo y Thwala), 4 (Modise, Dikgacoi, Letsholonyane –su apellido significa “buena tierra”- y Tshabalala), 1 (la figura Steven Pienaar), 1 (el tigre Mphela) que Parreira usó cuando México tenía la pelota se destruía instantáneamente cuando Sudáfrica atacaba: los volantes y los laterales salían disparados hacia adelante en busca de posiciones ofensivas ocupando muy efectivamente los espacios que México constantemente regalaba detrás de mitad de cancha. Cuando uno ve jugar a Sudáfrica le viene inmediatamente a la mente aquel Senegal que le ganó a Francia en el Mundial 2002 y que nos ofreció verdaderas obras maestras del contraataque (aquel gol recordado a Dinamarca) que le darían varios orgasmos al mismísimo Bambino Veira (“esss el contraataque ofensssivo, Nene”).
El problema para Sudáfrica (y su gran diferencia con aquel Senegal) era que no hacía bien su trabajo defensivo. Los laterales volantes de México trabajaron completamente libres durante el primer tiempo. Aguilar se cansó de desbordar por derecha ante la atenta mirada de su marcador, Tshabalala, más preocupado por contraatacar que por contener los avances del volante mexicano. Así las cosas, México tendría en ese primer tiempo varias oportunidades de abrir el marcador: a los 18 un remate de Dos Santos (el más claro en México junto con Aguilar) se fue desviado, a los 31 Guille Franco quedó mano a mano con el arquero tras un desborde de Vela y a los 36 Dos Santos tuvo una nueva oportunidad que desperdició.
Llegó el entretiempo y el alivio para Sudáfrica, que no encontraba la manera de controlar los avances por los costados de los mexicanos.
Pero todo cambiaría en el segundo tiempo. Parreira, alertado sobre las falencias en el costado izquierdo de su equipo, cambió al lateral por ese lado, Thwala, por Masilela, cerrando mejor esa punta. Cerrado el embudo en 3/4 de cancha para México y con mayor recuperación de pelota, se abrían las posibilidades de contraataque para Sudáfrica, sobre todo porque México dejaba muchísimos espacios atrás de sus volantes y delante de su línea de 3, cuestión que terminaría siendo fatal. Efectivamente, tan sólo a los 9 minutos, a la salida de un avance mexicano, una corrida gigante de Tshabalala y una definición TRE MEN DA le dieron al partido el 1 a 0 para Sudáfrica y toda la angustia a los mexicanos, que complicaban su clasificación en el grupo de la muerte.
Luego del gol, México fue con todo al ataque (entraron C. Blanco por Vela, Hernández por Franco y Guardado por Aguilar –para mí de lo mejor de México-), el cerrojo sudafricano se clausuró aún más y los espacios en campo mexicano eran infinitos. Luego de una buena atajada de Khune a Dos Santos a los 14, Movais se lo perdió dos veces, primero a los 20 en un mano a mano increíble y luego a los 24. México estaba para el Knock Out y Sudáfrica lo desaprovechó. Los minutos siguientes transcurrieron con México llegando hasta ¾ y Sudáfrica intentando contraatacar. Hasta que a los 33, Torrado hizo un córner corto con Guardado, éste, después de un rodeo, lo tiró al área. Allí toda Sudáfrica había jugado al off side, excepto un defensor que habilitaba a todo México. La pelota le cayó a Rafa Márquez que no tuvo más que empujarla para decretar el empate. Imperdonable error defensivo que puede llegar a costarle la clasificación a Sudáfrica, cuando tenía el partido controlado. Como sentenció nuestro comentarista Dieguito Latorre, “Para defender, a veces hay que mirar más a los compañeros que a los contrarios”. El fútbol es un deporte de confrontación, como la política; pero también, como ella, requiere el ejercicio de acciones coordinadas entre el propio bando. Sudáfrica no entendió eso y lo pagó caro.
Los minutos finales fueron la parte más emotiva del partido, en la que ambos fueron por la victoria. La más clara la tuvo el Tigre Mphela a los 44 minutos tras una pésima salida de Pérez. El delantero definió correctamente, pero la pelota se estrelló en el palo ante la mirada atónita del arquero.
Para terminar, creo que el empate es el resultado más justo y expresa el desarrollo del partido: fue un tiempo para cada uno. Pensando en lo que viene, ambos equipos tendrán que mejorar muchísimo en la parte defensiva, aunque considero que México tiene mucho más volumen de juego y más posibilidades de estar en octavos de final.
Calificaciones
Figura: Muy difícil, me quedo con el arquero de Sudáfrica Khune
Antifigura: Sin lugar a dudas, el arquero mexicano Oscar Pérez. Este muchacho promete darle muchos dolores de cabeza a su selección.
Árbitro: R. Irmatov: 8 (ocho). Hizo lo que tiene que hacer un árbitro: pasar desapercibido.

Señoras y Señores: Bienvenidos a la décimonovena edición de la Copa Mundial de Fútbol (O a eso que algunos locos llaman el paso del tiempo).


Y bien, amigos, estamos a horas de un nuevo Mundial de Fútbol. Y eso, en cualquier época, sólo significa una cosa: que han pasado cuatro años desde el último mundial y, por tanto, estamos cuatro años más viejos.

Para quienes sentimos el Mundial en carne propia, como un acontecimiento íntimo de nuestras vidas (es decir, como un cumpleaños, un casamiento, un bautismo, póngale cada uno la importancia que le parezca) los campeonatos de fútbol son verdaderos mojones en nuestra trayectoria. Esta afirmación es bastante comentada entre la gran tribu mundialera y bastante evidente para el lector mundialófilo. Nuestro tiempo, nuestra novela individual, nuestras carreras educativas, nuestras historias de amor, nuestras propias vidas y las ajenas se miden en mundiales. ¿Quién no sabe cuántos mundiales vio en su secundaria? (la mayoría uno, excepto los afortunados que los vivimos en 1er y 5to año), ¿Quién no recuerda a su novia en junio de 2002? ¿A cuántos de nosotros se nos escapa dónde vimos tal o cual partido? ¿Qué padre no sabe cuántos años tenía su hijo cuando “vio” su primer mundial? ¿Cuántos nos hemos preguntado por qué el ser querido que perdimos no está entre nosotros para ver el Mundial?

En definitiva, ¿qué es el Mundial sino “medirse”? Medirse con el resto de las selecciones y ponderar la calidad futbolística de un país en los últimos cuatro años. Evaluar en la competencia, en otros, nuestro propio rendimiento.

Así, pues, nos medimos mediante mundiales. Tal vez, su magia allí radique. Tal vez sea imposible vivir sin ellos, porque sería vivir sin tiempo. Sería no medirnos. Cuando no hubo mundiales, hubo guerras; hubo otra forma del contar.

La euforia a la que nos vimos arrastrados en los últimos días -una ansiedad enfermiza, una obsesión por tratar de recordar todos los planteles, todos los partidos, todos los posibles cruces- va dejando paso a una tensa calma cuando sólo quedan horas para el comienzo del torneo.

Para este Mundial, hemos creado este Blog como un documento de registro, de tenaza del tiempo. En él intentaremos comentar todos (o la gran mayoría) de los partidos del mundial. Habrá algunos criterios de análisis como por ejemplo los “goles”, “jugadas más importantes, “figura del partido”, “antifigura”, “rendimiento del réferi” y “calificación del partido” “notas de color” y alguna imagen del partido o que haga referencia al partido.

Bienvenidos al Blog del Mundial.

Esperamos que lo disfruten.